«Andrea, creadora del blog de viajes www.nosvemospronto.com se confiesa enamorada de Italia. En su artículo nos indica los lugares que más le han gustado de su viaje por la Toscana en auto.»
Seguramente habrá miles de listas sobre “imperdibles en la Toscana” y todas tendrán razón, porque la verdad es que esa zona tan maravillosa de Italia es, en su totalidad, imperdible.
Pero también es cierto que cuando uno viaja con un determinado tiempo siempre tiene que elegir (como la vida misma), investigar antes de emprender el viaje y hacer una lista de lo que podríamos visitar en ese tiempo y en esto queremos ayudarlos.
En nuestro caso fuimos dos veces. La primera la pasamos muy rápido porque queríamos conocer otras cosas de Italia y la segunda le dedicamos un poco más de tiempo. Ambas veces alquilamos un automóvil; eso hace que el desplazamiento por la zona sea mucho más fácil, rápido y se pueda acceder a lugares que son más complicados de ir de otra manera.
Florencia
No puedo ser muy imparcial con Firenze. Podríamos decir que es nuestro “lugar”. Ambos sentimos muchas emociones sin tener idea de por qué. Va más allá de su historia, su arte y su hermosura. Algo nos pasó ahí la primera vez que la pisamos y que nos hace pensar que nunca es la última vez.
Es una ciudad increíble, con todo su esplendor, su desborde de arte en cada baldosa, la tranquilidad del río Arno, el Ponte Vecchio que no me canso de cruzar, el espíritu de Leonardo Da Vinci que me sigue a todas partes, la visita al Duomo, que me emociona cada vez que lo tengo en frente mío y me genera una especie de hipnosis que hace que no pueda dejar de mirarlo…
Caminar y caminar. Perderse y encontrarse. Eso nos pasa con Florencia. Nos encontramos con nosotros mismos.
Alguien me dijo que tal vez en una vida anterior tuvimos algo que ver con esta ciudad o con Da Vinci, a quien siempre ando invocando como un santito en estampita.
De Florencia nunca me quiero ir y nunca le digo adiós, porque siempre tengo la sensación de que voy a volver a por más.
Si te gusta el arte, este es el lugar al que le tenes que dedicar más tiempo. Ver el David en la Galería de la Academia, la iglesia Santa Croce, la Galería Uffizi, la Iglesia Santa María Novella, visitar el museo del Palazzo Vecchio… Florencia es sinónimo de arte.
Importante; no perderse un atardecer en Piazzale Michelangelo, con una vista de la ciudad que te deja con la boca abierta.
Siena
En el centro de la Toscana. Otra ciudad con puro arte e historia. ¡Su casco histórico es una gloria! La catedral románica-gótica es impactante y vale mucho, mucho la pena entrar a verla y no perderse la cripta, que fue descubierta recién en 1999 con frescos del año 1200. Como está en medio de la ciudad la belleza exterior es más difícil de ver, pero una vez que pasamos las puertas es imponente.
Siena es toda peatonal y al igual que los cientos de ciudades medievales de Italia, lo mejor está en recorrerla y caminarla a cada centímetro, deteniéndose en los detalles de las fachadas, buscando la época medieval en cada rincón.
Si te gusta la historia y los tumultos de gente, en épocas normales sin covid, una vez al año se realiza el Palio de Siena, una festividad histórica que proviene de la época medieval.
La ciudad está dividida en 17 contrades (barrios) y todos los años hay una competencia entre 10 de ellos donde el representante del contrade a caballo lucha por una bandera llamada el Palio. La festividad se vive hoy en día como si fuera el 1600 y caminando por las calles se pueden ver los diferentes estandartes de las contrades.
Pienza
Llegamos a Pienza de casualidad, recorriendo el Val d’Orcia un día lluvioso. Queríamos tomar un descanso y vimos el cartel que anunciaba el lugar y bajamos a conocerlo.
Fue toda una sorpresa. No sé si porque estaba completamente vacío, tal vez por la lluvia… Todo esto lo hacía un escenario de película.
En este lugar nació el Papa Pío II, por eso la plaza principal lleva su nombre y está escrito por todos lados, ya que además de nacer ahí, fue el responsable de darle reconocimiento a la ciudad y al arte renacentista que hoy se puede ver en todo el pueblo.
Imperdible la caminata con vista panorámica; un camino aterrazado con unas vistas a la Toscana que hace que no te dan ganas de irte del lugar.
Un dato de color; los quesos en este pueblo son famosos, sobre todo el Pecorino. Una excelente idea es comprar uno para terminar el día degustándolo en el atardecer toscano con un típico vino de la zona.
San Gimignano
Es una ciudad medieval moderna que tuvo 72 torres de las cuales quedan 14 en pie y que le dan el nombre de “La ciudad de las torres” o “La Manhattan del medioevo”.
Lo primero que se ve cuando estás llegando a la ciudadela es justamente sus torres que en los siglos XII, XIII y XIV tenían una gran importancia como demostración de poder. Las familias con dinero construían estas torres como símbolo de su fortuna. Más alta la torre, mayor prestigio para la familia.
Se puede subir a varias de ellas. La más alta es la Torre Grossa que tiene 54 metros de altura y la más antigua es la Torre Rognosa de 1.298 y tiene 52 metros.
Si hay algo que representa a este país es el Gelato, por lo que tienen diferentes heladerías famosas por todo el país. En la Plaza de la Cisterna vimos una cola larguísima de gente frente a una de estas heladerías que según nos dijeron es la más famosa del mundo; Gelateria Dondoli.
No dudo de que sus helados deben ser increíbles, pero la verdad es que perder media tarde para tomar un helado no estaba dentro de mi lista de cosas en las que ocupar el tiempo. ¡Justo en la esquina había otra heladería y vacía! También tenía un cartel indicando que era el helado más rico del mundo y como odio hacer cola, allá fuimos a la Gelateria Dell’Olmo. No sé si es el más rico del mundo, tendría que catar un poco más, ¡pero estaba delicioso!
Todos los jueves se arma el mercado al aire libre y se puede encontrar desde comida, ropa, rezagos, plantas y lo que se les ocurra. Es una tradición que viene heredada de la época medieval cuando llegar a los lugares donde se vendían provisiones era muy difícil por la lejanía y la escases, entonces se armaban estos mercados donde la gente se juntaba a vender y comprar. Están en las dos plazas principales, la de la Cisterna y la del Duomo. Si están por San Gimignano un jueves dense una vuelta que algo se llevan seguro.
Lucca
Está a medio camino entre Florencia y Pisa, que son dos destinos típicos de la Toscana. Nosotros a Pisa no fuimos, pero si entramos en este pueblo rodeado de murallas renacentistas que se pueden recorrer y además disfrutar de las vistas.
Había leído por ahí que la llaman «La ciudad de las 100 torres y las 100 iglesias» y si bien sí encontramos iglesias por todo el camino, no pasó lo mismo con las torres. Nos enteramos después de que de las 200 que tenía en su época de gloria hoy solo quedan dos en pie. Una es la Torre Delle Ore que tiene un reloj del siglo XVIII y se puede subir. La otra es la Torre Guinigi del siglo XIV que tiene un hermoso jardín en la terraza.
Lucca resulto ser más grande de lo que creíamos y sus calles no tienen subidas y bajadas, lo cual es ideal para darle un descanso a las piernas si llevas todo el día recorriendo pueblos en colinas.
Una de las cosas que más vale la pena ver es la Iglesia San Miguel en Foro (Chiesa di San Michele in Foro) con su fachada llena de detalles. También la Plaza Napoleón es un buen lugar para disfrutar de algún dulce típico de la toscana observando el Palacio Ducal y el Ayuntamiento.
El dato cholulo para los amantes de la ópera es que acá nació Giacomo Puccini y su casa natal se puede visitar.
Montepulciano
Nosotros elegimos hacer noche en San Gimignano y en Montepulciano, pero acá lo hicimos fuera de las murallas, en un hospedaje rural con unas vistas maravillosas y que si estas en auto es lo que recomiendo.
Desde el alojamiento podíamos ver la colina de 600 metros de altura donde se encuentra el pueblo; una joyita de la toscana que tiene uno de los vinos más famosos de la región, el Vino Nobile de Montepulciano.
Sus viñedos se pueden ver en el camino mientras nos vamos acercando y dependiendo de la hora del día es una excelente idea entrar a algún restaurante rural donde incluso en algunos te hacen un paseo y te cuentan sobre el Nobile.
De nacimiento etrusco y luego tomado por romanos, Montepulciano terminó en medio de las guerras entre Siena y Florencia, pero tuvo su momento de esplendor los siglos XV y XVI.
Al igual que otros pueblos medievales de la región tiene su plaza principal con la catedral y el Palazzo Comunale. Algo que también comparten muchos lugares son los miradores y no hay que perderse ninguno; todos tienen unas vistas increíbles y diferentes.
Un “imperdible del imperdible” en Montepulciano es visitar la Cantina Ercolani, que tiene una ciudad etrusca subterránea por la que te llevan en una visita guiada gratuita que termina con la degustación de sus vinos y unas bruschettas con su aceite de oliva. ¡La historia que cuentan vale la pena y ni les digo la degustación!
Y, por último, una recomendación para comer es la Osteria Acquacheta, más conocida por “De Giuglio”. Así nos recomendó Teresa, la dueña del viñedo donde estábamos parando. Es un lugar fuera de lo común con una mesa larga comunitaria que parece una cena familiar típica italiana. Giuglio te atiende en persona con su mujer y la especialidad de la casa es la Fiorentina; un bife enorme y ancho que él mismo corta y te trae a la mesa para mostrarte antes de cocinarlo. ¡Tiene otros platos increíbles también y él es todo un personaje!
Y un último dato para los más cholulos. Sepan que en sus calles se grabó la película Crepúsculo, esa de los vampiros adolescentes. No la vi, pero sé que es muy popular.
Montalcino
Otra ciudad amurallada de origen etrusco llamada la Fortezza, que fue víctima de las disputas de poder entre Siena y Florencia. Quedó bajo el poder de Siena en el siglo XIII y más tarde de Florencia en el siglo XVI hasta la unificación.
En la plaza principal o Piazza del Popolo está el Palazzo dei Priori con su torre del siglo XIV, el ayuntamiento y la logia renacentista.
Es muy famosa por su vino Brunello, que se puede degustar en varios de los locales de venta. Si caes en la fecha justa, el segundo domingo de agosto vas a poder disfrutar de la fiesta de “La Sagra del Tordo”; una competencia entre los cuatro distritos de arco y flecha al estilo medieval que dicen es un espectáculo imperdible.
Cortona
Ya sabemos que los etruscos anduvieron por acá y fueron los fundadores de muchas de las maravillas de la Toscana, pero Cortona es aparentemente la más antigua con los muros originales que son del siglo V a.C.
En el límite, casi en Umbría, esta ciudad tiene unos miradores que bien valen la pena, tanto como caminar por sus calles para las que hay que preparar las piernas porque son subidas y bajadas.
Si el mediodía te encuentra en este lugar es una excelente opción para almorzar. Tiene muchos restaurantes típicos en la calle principal que desemboca en la Piazza Lucca Signorelli y aprovechar para ver el Palazzo Comunale.
Volterra
Seguramente si se viene de recorrer muchos pueblos medievales de la zona no parecerá tener un atractivo particular ante los demás, pero cada lugar tiene lo suyo y cada uno tiene su historia.
El color de las casas con sus ladrillos anaranjados, sus callejones, la catedral, el baptistero, el ayuntamiento y la plaza principal con sus calles que confluyen… Vale la pena recorrer todo.
Volterra no siempre fue un pueblo más de la Toscana. En época etrusca fue una de sus principales ciudades capitales y centro de la guerra entre güelfos y gibelinos.
La salida (o entrada) de Volterra es preciosa con sus curvas serpenteantes y el paisaje toscano con ese verde que se mezcla con el naranja al atardecer y te sentís en el paraíso. Si sos amante de la fotografía, vas a querer parar una y otra vez para sacar miles y llevarte el recuerdo no solo dentro tuyo.
Monteriggioni
Si estás llegando en auto lo vas a ver desde el camino. Un pueblo redondo rodeado de una muralla que alberga 14 torres, una iglesia románica del siglo XIII y unas 50 casas dentro. Al igual que otros pueblos de la toscana, se puede caminar por sus murallas a través de unas estructuras metálicas que se colocaron para ese fin.
El dato cholulo de este lugar es que se filmaron varias escenas de la película Gladiador y La vida es bella.
Montefollonico
Teresa, la dueña del establecimiento rural donde nos alojamos, nos había hablado de este lugar así que decidimos parar para conocerlo.
Está ubicado en una colina entre Val di Chiana y Val D’Orcia. Un pueblo del siglo XII y XIII con sus siete torres y su muralla tan bien conservada que fueron agregadas un siglo más tarde.
El nombre se debe a que en este lugar se lavaban los trajes de la época y se realizaban trabajos textiles, las personas que hacían este trabajo eran llamadas “fullones”.
Una de las cosas más interesantes de este pueblito es la ausencia de turistas. No está dentro del circuito más famoso de la toscana y es extraño encontrarse con gente que no sea local.
Como todos estos lugares, tiene su iglesia en la calle principal llamada San Leonardo y una enorme cisterna de agua, ambas del siglo XIII. Caminar por esas callecitas angostas y enroscadas con ese aire romántico y medieval es un lujo en medio de la Toscana.
Montefollonico es famosa por su Vino Santo y su llamativa fiesta “Lo gradireste un goccio di Vin Santo?” que significa “Quieres un sorbo de Vino Santo?” Un nombre extraño para una fiesta local, pero que al parecer es muy divertida y se celebra en diciembre. Así que si alguien anda por esas fechas frías no se pueden perder un trago de Vino Santo alegre.
Castiglione del Lago
No esta exactamente en la Toscana, pero está muy cerca de Cortona y si fueron a visitarla vale la pena darse una vuelta por este lugar. Un Borgo chiquito en una roca caliza al borde del lago. Rodeado de una muralla del siglo XVIII, el casco histórico está perfectamente conservado. Nosotros fuimos a la mañana y no había gente, solo los locales.
El Palacio Ducal guarda grandes obras de arte y dicen que fue visitado por Macchiavelo y Leonardo Da Vinci, quienes intentaban hacer un plan hidráulico para evitar las inundaciones que se sucedían en el lugar.
Al final del camino se encuentra “La Rocca del Leone” o el Castillo del León. Nosotros no entramos, pero dicen que tiene hermosas vistas del Lago Trasimeno.
Y para finalizar esta lista de imperdibles de la Toscana, lo que más les recomendamos es que se pierdan en los caminos, que paren en las haciendas rurales, que frenen en la ruta y se bajen del auto a respirar profundo y disfrutar de las vistas maravillosas.
No hay un tiempo para recorrer la Toscana, podría volver una y otra vez y no cansarme. Pero sea el tiempo que sea que tengan, la única palabra es disfrutarla y así llevársela dentro con todos los sentidos.
Nos vemos pronto.
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Andrea no solo es una excelente escritora sino una magnifica fotograba. Me encantó la nota y ya voy a suscribirme. Me hacen viajar un poquito leyendo. Grscias
¡Muchas gracias por tu comentario Flor! Coincido contigo totalmente. Me encanta como Andrea a redactado su viaje; con tanto detalle y excelentes datos. Y las fotos… ¡Maravillosas! Es un honor contar con su estupendo artículo en el blog. Me hace muy feliz que te haya gustado y espero que disfrutes del resto de post de los «Viajeros itinerantes». Te mando un abrazo super fuerte desde Tenerife. 😘